«Pretendemos que las víctimas no lo sean de por vida»

La víctima es la parte más débil y, también, la más olvidada en un proceso penal. Una situación que desde hace más de siete años tratan de cambiar en Burgos desde Amepax, una de las asociaciones pioneras en Castilla y León y en España en la aplicación de la mediación penal y la justicia restaurativa.

La presidenta de la agrupación, Virginia Domingo, que ya está trabajando en la organización del III Congreso de Mediación Penal y Justicia Restaurativa que se celebrará los próximos días 27 y 28 de marzo en la Universidad de Burgos, lo resume de esta manera: «Pretendemos que no sean víctimas. Si han pasado años y se sienten víctimas es que el proceso penal no ha funcionado».

Las víctimas son el tema central de este congreso y del trabajo diario de la asociación, que durante el último año ha tenido contactos con el Ministerio de Justicia para aportar su experiencia en la elaboración del anteproyecto de la Ley Orgánica del Estatuto de la Víctima en el que trabaja el Gobierno. «Nos parece importante que se incluyeran servicios de justicia restaurativa, no solo de mediación penal, que es una herramienta que incluye a la víctima y al infractor», explica Domingo. En su opinión, que se realice un estatuto de la víctima de delitos servirá para «dar una serie de derechos a las víctimas que no tenían hasta entonces. Serán escuchas durante el proceso, antes, durante y después». Es decir, se aplica el concepto de justicia restaurativa, que es más amplio que el de mediación penal. En la mediación, solo se ‘enfrenta’ a la víctima con el infractor. En el caso de la justicia restaurativa, « por ejemplo, delitos como tráfico de drogas, sí se podría hacer un proceso restaurativo, con familiares de personas enganchadas a las drogas. Un familiar de alguien enganchado, a lo mejor no les sirve de mucho pero pueden saber que gracias a ellos otras personas no pasarán por ello».

Si existe la justicia restaurativa, afirma Domingo, es porque «hay una víctima». Durante el proceso penal se quedan al margen. «Cuando denuncian todo el mundo tiene derecho a decidir por ellas, todos creen que saben lo que les conviene, destaca. En los juicios penales solo intervienen como testigos, «no son verdaderamente escuchadas, cuando lo que reclaman es más participación». Aunque en los juzgados se dictan muchas sentencias de conformidad, «se pactan entre el abogado del infractor y el fiscal, pero la víctima no tiene nada que decir».

para leer la noticia completa: elcorreodeburgos.com

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